El misterioso caso de los Potter


En 1968, en el aeropuerto de Kankakee, en Illinois, la lista de pasajeros del DC-3 de la compañía de aviación Pardue, con destino a Dallas, Texas, se encontraba ya completa. Sólo dos personas, Jarrold L. Potter y su mujer, Carrie, faltaban por embarcar. Se hacía tarde, y al poco, los vieron llegar sin equipaje, corriendo por la pista.




Al subir al avión, las azafatas se sorprendieron de encontrar a dos personas de aspecto tan desmejorado. Estaban ojerosos y pálidos y tenían un color mortecino en la piel. Creyendo que era debido a su excitación por temor a perder el vuelo, las azafatas les tranquilizaron, diciéndoles que no pasaba nada e indicándoles sus asientos.

El avión despegó y los dos pasajeros se pusieron a hablar entre ellos de las ventajas de viajar en avión y del panorama que se divisaba desde el cielo. En un momento dado, cuando el avión estaba sobrevolando Rolla, en Missouri, Jarrold se levantó del asiento para ir al lavabo y su mujer le acompañó temiendo se fuera a marear y después le diera el viaje con sus lamentaciones. Pasó el tiempo, y ni uno no otro volvió a aparecer jamás.

El DC-3 aterrizó en Dallas y dos personas de la lista de pasajeros, no se encontraban ya entre ellos. Se pensó, por encontrarle sentido a la desaparición, que quizás hubiesen equivocado la puerta y hubiesen abierto accidentalmente una de las salidas del avión, sin embargo esta teoría pronto se descartó, pues eso hubiese provocado, por unos minutos, una pérdida de presión y altura en el aparato, que nadie notó en ningún momento. Nadie consiguió nunca explicarse lo sucedido, y así quedó registrado para el asombro de pasajeros y tripulantes.

Pero la historia no estaba destinada a quedarse ahí. Seis años después, en 1974, un avión de la Lufthansa, con destino a Frankfurt, salió del aeropuerto de Milán. Eleonor Thomas, compartía asiento con un hombre y una mujer de carácter simpático y extrovertido. A pesar de que parecían cansados y sus ropas, viejas y desgastadas, llamaban la atención, Eleonor habló con ellos animadamente hasta que ambos se levantaron del asiento y se dirigieron al lavabo. Nunca más volvieron a aparecer.

El infierno de Tomino


El infierno de Tomino es el nombre de un poema japonés. Se dice que debes leerlo sólo en tu mente, nunca en voz alta. Quien llegue a leerlo en voz alta, será responsable de sus acciones. El infierno de Tomino (トミノの地獄) fue escrito por Yomata Inuhizo (四方田 犬彦) para un libro llamado “The Heart is Like a Rolling Stone” (心は転がる石のように), y fue incluido en la vigésimo séptima colección de poemas de Saizo Yaso (西條 八十) en 1919. No es seguro cómo empezó este rumor, pero deja la advertencia de que “a quien lea el poema en voz alta le sucederán cosas terribles”.

La historia se hizo popular en el sitio web japonés 2ch, en donde varios usuarios publicaron fotos y videos de ellos leyendo el poema. Hubo muchos usuarios que dijeron que nada sucedió, pero también hubieron varios temas en los cuales el usuario no regresó para comunicar los resultados… me parece que es más escalofriante que alguien respondiendo que se enfermó o un pariente suyo murió. Pero si llegases a leer el poema en voz alta, lo más preferible sería que lo leyeses en japonés.

Gozu, Cabeza de Vaca (Historia prohibida)


La leyenda de Cabeza de Vaca figura entre las más espeluznantes de Japón, no solamente por la historia en sí, sino por el hecho de que cuando se la cuenta, dicen, desencadena todo tipo de eventos sobrenaturales.


Durante muchos años nombrar a Gozu en Japón era lo mismo que echar una maldición sobre las personas.

La leyenda de Cabeza de Vaca se remonta al siglo XVII, y ya por entonces los rumores decían que con solo escuchar esta historia los habitantes de una aldea quedaron tan aterrados que tuvieron escalofríos por muchos días hasta que finalmente terminaron muriendo del susto. Ante semejante rumor, el gobierno local consideró que la leyenda urbana de cabeza de vaca era muy peligrosa y se tomó la decisión de quemar todos los registros escritos sobre la misma.


Las pocas copias que sobrevivieron fueron cortadas en pedazos y repartidas alrededor del país como forma de crear un enigma que solamente los más valientes podrían completar algún día. Hoy se cree que las historias de Cabeza de Vaca que se cuentan no son más que fragmentos de la original, pero aún así cuentan con el suficiente poder para invocar todo tipo de eventos sobrenaturales.
Una de las versiones más recientes de Gozu habla acerca de un maestro de escuela que, sin explicación, logró hacerse con una copia de la leyenda de cabeza de vaca. El rumor cuenta que este maestro llevaba a sus alumnos en viajes de excursión y le encantaba amenizar los viajes escolares contando historias de fantasmas.

Los alumnos, normalmente incontrolables cuando salían de viaje, se acostumbraron a escuchar con atención y portarse bien al escuchar los relatos terroríficos de este docente. Esta fascinación bizarra y mórbida por los relatos del profesor hace que la leyenda urbana de Gozu sea aún más extraña.

En uno de los viajes, el maestro le dijo a sus alumnos que les contaría un cuento que estaba considerado como prohibido y llamado Cabeza de Vaca. En ese momento, y antes de que siquiera empezará el relato, los niños ya empezaron a sentir el pánico. Gritaban y lloraban para que el profesor no siguiera contando la historia. Uno de los niños se puso blanco del miedo y cubrió sus oídos, otros empezaron a gritar. El profesor nunca se detuvo y contó la historia hasta el final, o al menos lo que conocía de la leyenda.

Nunca respondas a ellos

Esta es una historia que me contaba mi Madre, se remonta en 1965, Ella la comenzaba diciéndome que una madre soltera y su Hija de alrededor de los 12 años, fueron invitadas por los Abuelos de la pequeña a sus 40 aniversarios de casados, la Madre quien se encontraba muy atareada y francamente no se la llevaba muy bien con su Padre, decidió que la niña fuera sola a dicha cena.

La pequeña se la paso muy bien y sus Abuelos estaban muy felices de que ella los acompañaran pero a la vez molestos con su Madre por haber tenido el atrevimiento de no asistir. Ya eran altas horas de la noche así que se dispusieron llevar a la niña a su casa, al llegar el Abuelo aparco el coche y se dispuso a entregar a la niña a la puerta de la casa, se percataron que algo andaba mal, así que hicieron esperar en el coche a la niña, pero no les hizo caso y fue atrás de ellos sin que lo notasen, para así ver qué pasaba, al entrar a casa no pudieron con lo que vieron, su Abuela grito horriblemente al ver a la madre de la niña, tendida en el suelo de la sala, los muebles y objetos estaban de cabeza, ella yacía muerta, estaba con una expresión de pánico y horror en su rostro, la cual nunca pudo olvidar, había una nota a su lado llena de sangre escrita por ella la cual decía "nunca respondas a ellos", la pequeña quedo hay sin escuchar nada ni nadie viendo a su Madre fijamente sin poder hablar o expresar algo, mientras sus Abuelos con desespero, le sacaban de ahí para llamar a la Policía, se abrió un caso, el cual no tardó mucho en cerrar por falta de evidencia, los forenses declararon muerte súbita imprevista al no tener explicación.

Luego de ese suceso tan trágico la niña se tuvo que mudar con sus Abuelos, quienes quedaron a cargo de la pequeña, sus Abuelos vivían en una casa humilde, en lo que fue una urbanización militar, la cual estaba casi deshabitada a ellos les encantaba vivir ahí ya que a su edad les gustaba la tranquilidad y el silencio de dicha zona, puesto a que no tenían vecinos cerca, ya habían pasado 2 años desde entonces, la niña ahora tenía 14 años.

Una noche tuvo una pesadilla se despertó y bajo a la cocina por agua, al subir se asomó por su ventana y vio a una chica vagando por las calles, miro el reloj y eran las 3:33 de la madrugada, ¿qué extraño que hacia alguien tan tarde por ahí? se preguntó la pequeña, pero sin darle más importancia se fue a dormir, a la mañana siguiente les comento a sus Abuelos, a lo que respondieron que seguro había sido una pesadilla o cosas de su imaginación, tiempo después ya sus abuelos la dejaban sola cuando salían, estaba grande y podía cuidarse sola, ella se encontraba en la sala viendo la televisión cuando de pronto escucho su nombre;

- ¡Elizabeth...!